El pasado 28 de abril de 2025, España y Portugal vivieron un evento que, hasta hace poco, parecía impensable: un gran apagón eléctrico que dejó sin luz a buena parte de la península ibérica durante varias horas.
Desde aquel día, la pregunta está en boca de todos: ¿puede volver a pasar? ¿Qué hemos aprendido? ¿Estamos más preparados hoy que hace unos meses? En este artículo te lo explicamos.
¿Qué pasó el 28 de abril?
Según el informe preliminar de Red Eléctrica Española y las autoridades lusas, el apagón se originó a raíz de una cadena de fallos en la interconexión europea, exacerbada por un pico de demanda combinado con una anomalía técnica en varias líneas de alta tensión.
A esto se sumó un ciberataque de origen aún bajo investigación, que afectó a sistemas de control en tiempo real. El resultado: un efecto dominó que dejó a millones de hogares y empresas sin electricidad durante un período que varió, según la zona, entre 3 y 7 horas.
Aunque no hubo que lamentar víctimas, el impacto económico y social fue significativo.
¿Qué probabilidades hay de que se repita?
Los expertos coinciden: un evento de esta magnitud sigue siendo poco frecuente, pero no imposible. Varias razones explican por qué el riesgo ha aumentado ligeramente en el contexto actual:
- Mayor dependencia digital: la interconexión de las redes las hace también más vulnerables a ataques cibernéticos.
- Cambio climático: fenómenos meteorológicos extremos pueden poner a prueba infraestructuras críticas.
- Complejidad del sistema: la transición energética (renovables, almacenamiento, redes inteligentes) aporta muchas ventajas… pero también nuevos retos.
El Ministerio para la Transición Ecológica ya ha anunciado un plan de refuerzo y modernización de la red, incluyendo mayores medidas de ciberseguridad y sistemas de respaldo.
En resumen: el riesgo de un gran apagón sigue siendo bajo, pero la experiencia de abril ha demostrado que es un escenario plausible y que debemos estar mejor preparados.
¿Cómo podemos prepararnos como ciudadanos?
Tras el apagón de abril, se ha generalizado la idea de que tener un mínimo de preparación en casa es sentido común:
- Linternas con pilas o recargables
- Baterías externas (power banks) para móviles
- Agua embotellada y alimentos básicos
- Radio a pilas o de manivela
- Un plan familiar de actuación en caso de cortes prolongados
Estas medidas no solo sirven para apagones: también son útiles frente a temporales, inundaciones o cualquier emergencia.
Lecciones tras el apagón de abril
- El sistema eléctrico español es en general robusto, pero requiere modernización continua.
- La resiliencia ciudadana marca la diferencia: comunidades que estaban mínimamente preparadas lo llevaron mejor.
- Es clave mantener canales de información fiables y evitar el alarmismo.
Como ciudadanos, podemos contribuir a una sociedad más preparada con pequeños gestos y una mentalidad proactiva.
¿Debemos preocuparnos?
Preocuparse, no. Pero prepararse, sí. La preparación ante emergencias no es cuestión de catastrofismo, sino de responsabilidad.
El apagón del 28 de abril fue una llamada de atención. Ahora sabemos que incluso en países con sistemas avanzados como España o Portugal, los imprevistos existen.
Por eso, merece la pena estar listos. Porque cuando la luz se apaga… es la preparación la que enciende la resiliencia.